-
Modern Warfare 3
-
StarCraft II
-
StarCraft II
-
StarCraft II
Xbox 360 La Mejor
Análisis
Análisis Call Of Duty Black OPSDesde Call of Duty 3 hemos visto a Treyarch como el estudio a la sombra de Infinity Ward, una sombra, por cierto, muy alargada. Y no es casualidad, la segunda entrega de la saga fue de los primeros juegos en demostrar el nivel técnico de las consolas de actual generación y ofrecer momentos tan épicos como el Desembarco de Normandía mientras que el tercero decepcionó precisamente por no mantener esa línea ascendente. Más tarde, Modern Warfare revolucionó la saga situando la acción en un marco actual, casi futurista y de nuevo el posterior World of War regresó al pasado y no aguantó la comparación, si bien su calidad había ganado muchos enteros respecto al tercero.
Ser el ”equipo B” de Activision en cuanto a recursos, inversión, investigación y tiempo de desarrollo no debe ser fácil, como tampoco lo sería escuchar a cada paso la frase “las entregas impares son las entregas malas”. Tampoco debe ser fácil superar las 20 millones de copias de Modern Warfare 2 o las decenas de millones de horas que han ocupado a jugadores de todo el mundo en el online, cifras casi inalcanzables para el resto de los mortales (salvo quizás si eres un fontanero italiano) que pueden tener efectos opuestos: O te vienes abajo o tu motivación es máxima.
En este caso a Treyarch, gracias a los problemas internos de Infinity y su distribuidora Activision – con la ya conocida fuga de sus dos cabezas visibles West y Zampella – le han permitido tomar la alternativa real y contar con el tiempo y los medios necesarios. La máxima era clara, era su gran oportunidad, su paso adelante. Tras disfrutar de Call of Duty: Black Ops tenemos algo muy claro: La han aprovechado.
No era muy difícil superar ese entramado de ideas inconexas que supuso Modern Warfare 2, aunque Treyarch bien podría haber optado por explotar la fórmula de su antecesor descuidando la campaña y centrándose en la razón por la que muchos compradores pasan por caja con cada nueva entrega: el Multijugador. Sin embargo, y de forma sorprendente, Black Ops ofrece una de las mejores campañas que posee la franquicia, una sucesión de momentos claves que viviremos en la piel de distintos personajes y que nos llevarán a lugares tan dispares como Hue, en pleno centro de Vietnam, la Habana en Cuba o los gélidos Montes Urales.
El estudio americano se aleja del marco de la Segunda Guerra Mundial para tratar otro extrañamente poco explotado: La Guerra Fría. Las tiranteces entre Cuba, la antígua U.R.S.S. y Estados Unidos, o lo que es lo mismo, Comunismo frente a Capitalismo, mantenían la cuerda tan tensa que el planeta entero temblaba de miedo por el estadillo de una tercera gran guerra que devastara el planeta ante la contundencia de las armas atómicas.
Ya desde el comienzo la historia marca su territorio. El propio menu del juego nos sitúa en la piel de Alex Mason, postrado en una silla de tortura y con varios monitores frente a él (un consejo, tratar de soltaros a ver qué pasa…). Así comienza la campaña, con un interrogatorio que trata de sacarnos a base de descargas información que desconocemos, o tal vez esté muy dentro de nosotros, y es que el jugador empezará la campaña tan desorientado como el personaje principal y poco a poco irá conectando piezas y comprendiendo la razón por la que lo retienen allí, la importancia de esos malditos números…
No será Mason el único personaje que manejemos (ahí estarán también Mosley, Hudson y Reznov), y es que la campaña se nutrirá de saltos – espaciales y temporales – para ofrecer una historia llena de giros, traiciones y venganzas donde no nos fiaremos ni de nosotros mismos. Poco más queremos desvelar del guión, pues es algo digno de probarse, aunque si os decimos que la primera misión consiste en infiltrarse en la mansión de Fidel Castro para asesinarle y este listón se ve ampliamente superado más adelante ya os podréis hacer una idea.
Una de las grandes bazas de la campaña es precisamente esa, no bajar el ritmo en ningún momento ofreciendo escenarios y situaciones de lo más variado. La misma misión nos puede llevar a infiltrarnos en un complejo militar utilizando el sigilo para luego enfrascarnos en un tiroteo una vez sorprendidos y escapar a toda prisa subidos en una moto mientras destrozamos blindados escopeta en mano. Tampoco faltarán figuras de la talla del propio Castro, J.F. Kennedy o el implacable McNamara ni faltará la violencia, por momentos explícita, aunque tampoco nada que no hayamos visto en cualquier cinta de cine bélico y los estómagos más débiles podrán desactivarla de inicio.
Una experiencia corta pero intensa. Algunos se quejarán de la escasa duración de la campaña, otros apenas la toquen porque sólo les interesa el componente online del título, lo cierto es que se trata de una de las mejores campañas de la saga, muy superior al último Modern Warfare 2 así que los poco fans del online están de enhorabuena. El resto, como veremos, también.
Si ya habéis jugado a los últimos títulos de la serie Call of Duty poco tenéis que descubrir en este apartado, puesto que mantiene la misma fórmula casi calcada en cuanto al control, salvo por un muevo movimiento de agacharse en carrera donde el personaje se desliza para determinados momentos y que tampoco aporta demasiado.
El control sigue siendo idéntico y los botones se mantienen para recargar, cambiar de arma, activar su mejora o lanzar una granada. De nuevo el apuntado asistido al pulsar el gatillo facilitará (demasiado) la vida a los jugadores menos expertos pero por suerte se puede desactivar.
En cuanto a las armas se añaden algunas tan espectaculares como la SPAS-12, el potente rifle L96A1 o la ballesta, que contará con distinta munición incluyendo una incendiaria que explotará tras clavarse en la piel o una pared, aunque la que se lleva la palma es un bazooka con misiles guiados que tendremos que controlar en una vista en primera persona desde el propio misil hasta impactar contra el objetivo sorteando obstáculos. Grandioso. Pese al elevado número de armas distintas todas ellas han sido tratadas con la exigencia y fidelidad que se merece y no hay ninguna igual.
Replicar la fórmula de éxito de Modern Warfare tiene su premio y también su peaje. Ya se sabe que ofrecer una experiencia muy cinematográfica suele llenar el código de scripts, eventos predeterminados que se van activando a nuestro paso atravesando un punto o logrando un objetivo. El diseño de las misiones nos llevará de la mano por caminos predefinidos y basta con comprobar cómo en algunos puntos volvemos sobre nuestros pasos y el éxtasis de la batalla se transforma en la más absoluta de las calmas (salvo por el sonido de la metralla y las explosiones, que siguen sonando no se sabe muy bien de dónde). Por desgracia estos scripts se dejan notar sin disimulo, algo que ya es casi una seña de identidad en la saga pese a que Modern Warfare 2 intentó ofrecer algún nivel algo más libre como el de las favelas de Brasil. Otro elemento “guionizado” que molesta es el de no poder avanzar hasta que no completemos algún evento, en ocasiones como en la primera llegada a Vietnam habrá momentos en los que no pararán de atrincherarse enemigos hasta que no tomemos una posición, saldrán y saldrán y se situarán exáctamente en los mismos puntos de cobertura. Son detalles puntuales que restan realismo a la inmersión bélica.
Se trata del San Benito que la saga lleva arrastrando desde hace años y Black Ops no es precisamente un título que trate de disimularlo, habrá gente que lo acepte como un impuesto necesario para conseguir una experiencia cercana a las mejores producciones de Hollywood y otros preferirían más caminos alternativos, enemigos aleatorios y en definitiva libertad. Cuestión de gustos.
Otro problema que se repite y que parece más grave es la duración, ese mal endémico que se repite con frecuencia en títulos con un alto coste de producción y por el que tristemente empezamos a acostumbrarnos. En este caso la Campaña puede superarse en 6-7 horas, dependiendo del nivel de dificultad y la destreza de cada uno. La cifra puede irse a las 8-9 con la máxima dificultad, donde el enemigo no ofrece unas rutinas de IA mucho más avanzadas aunque su puntería sube muchos enteros. En este sentido Treyarch vuelve a mostrarse como una compañía exigente en los niveles altos de dificultad y completar la campaña de esta manera supone un auténtico reto que frustrará por momentos.
Es cierto que en juegos sin online esta cifra podría resultar una losa que lo sepultara y en esta saga, dada la importancia del online muchos se toman la campaña como un mero añadido, casi un entrenamiento, pero el hecho de no contar esta vez con un modo “Operaciones Especiales” hace que la experiencia para un jugador queda algo lastrada por una duración baja aunque muy intensa y más consistente que la de MW2.
Por suerte Treyarch ha incluído dos sorpresas en forma de juegos arcade que pueden ser desbloqueados introduciendo un código en un terminal situado en la sala de interrogatorio (desde el menú principal nuestro personaje está preso en una silla, pero quizás no hayan atado bien las correas…). Estos juegos son el mítico Zork, una aventura con unos añitos a sus espaldas (nació en 1977, igual que la primera de Star Wars) en formato texto donde introduciremos comandos para avanzar y se desbloquea tecleando “ZORK” en la consola. Mucho mejor resulta el Dead Ops Arcade (”DOA”), un shooter de vista cenital donde tendremos que sobrevivir (sólos o acompañados) a hordas de zombies recogiendo items, mejorando nuestras armas, eligiendo caminos, utilizando granadas o evasión… un título muy trabajado técnica y jugablemente que os recomendamos desbloquear porque son de los que enganchan a base de bien.
Estos dos juegos le dan vidilla más allá del online porque lo cierto es que la campaña no anima a ser rejugada más allá de completarla en niveles mayores de dificultad. Si bien es cierto que cada misión contiene tres archivos ocultos que desvelan parte de un dosier accesible desde el menú y que proporciona más información sobre la historia, no existen puntuaciones ni un cooperativo que favorezca la rejugabilidad. Como digo a muchos no les importará porque ya estarán enganchados al infinito online, así pues que cada uno valore este apartado como estime conveniente.
Vayamos pues al meollo del asunto.
El componente online, como decimos, es razón suficiente para que muchos no duden en pasar por caja y sin duda lo único que puede interesarles es la respuesta a una pregunta muy simple: “¿Sigue siendo como siempre?”. Sí, el continuísmo es la nota predominante, podéis estar tranquilos.
Existen dos modos de juego principales que nos ocuparán horas, días, semanas y meses de diversión. El multijugador competitivo y el Modo Zombie, un cooperativo con hasta cuatro jugadores que repite éxito tras su paso por World of War.
El modo competitivo, también llamado simplemente “Multijugador” es el pilar del juego, y como decimos no presenta grandes novedades aunque sí una tendencia hacia la imitación de las virtudes de la saga Modern Warfare sacrificando aspectos del anterior título de Treyarch como los vehículos o la amplitud de los mapas. Existen 11 modos de juego distintos, la mayoría ya vistos con algún que otro retoque como el Deathmatch, Capturar la bandera, sólo o por equipos, defender una zona… y hasta 14 mapas multijugador, una cifra respetable (y más sabiendo lo que nos cobrará Activision por los próximos descargables).
Vuelven por tanto los perks (habilidades como más munición, resistencia o invisibilidad al radar) y Killstreaks o mejoras por racha incluyendo algunas tan curiosas como el ataque de perros de presa, el bombardeo de Napalm o el control teledirigido de un coche explosivo por radiocontrol RC-XD. También vuelven las clases, la posibilidad de configurar las partidas a nuestro gusto y practicar antes en una “Instrucción” donde podremos entrenar junto a bots manejados por la CPU y frente a un amigo a pantalla partida, una opción más que interesante que servirá para practicar antes de lanzarse a la arena online y hará que muchos usuarios novatos (entre los que me incluyo) pierdan el miedo y aprendan un par de trucos.
Entre los modos más descatados el “Una en la Recámara” nos ofrece partidas con una sóla bala disponible, un cuchillo y tres vidas. Cada muerte nos dará una vida extra y asegura partidas “a cuchillo”, nunca mejor dicho. También tenemos otro modo, “Sharpshooter”, en el que las armas cambian cada 45 segundos, otro llamado “Gun Game” donde se empieza con el arma más básica y cada muerte causada nos ofrece un arma superior pasando por rifles, escopetas, francotirador hasta acabar con un lanzamisiles nada sutil sin olvidarnos de “Palos y Piedras”, ballesta, tomahawk y cuchillo.
Y por si esto fuera poco, una de las grandes novedades nos permitirá apostar el dinero del juego (los puntos COD) entre los jugadores por ver quién gana en distintos modos, como el “Wager Match” en el que sólo los tres primeros recogen beneficios, lo que aumenta exponencialmente la competitividad del título. Estos puntos COD permitirán desbloquear nuevo equipamiento en la tienda y la posibilidad de apostarlos nos parece un gran acierto.
La personalización también toma un papel importante y nos permitirá customizar al máximo nuestro arma, camuflaje, emblema, incluso cambiar la mirilla como nos venga en gana.
Finalmente existe un modo Cine para capturar los mejores momentos de cada combate online y despues compartirlo con nuestros amigos.
Decir que incluso estos primeros días tras su lanzamiento con más de un millón de personas conectadas a la vez no hemos notado apenas ralentización o lag en las partidas salvo momentos muy puntuales. Además el nivelado en partidas igualadas es muy correcto y la experiencia es de lo más satisfactoria, tanto que no será raro picarse para subir de rango y dejar aparcada nuestra vida social más allá de las cuatro paredes.
Dejando de lado el competitivo, el otro gran atractivo del juego es ese Modo Zombies, la novedad que sorprendió a todos en el último World of War y que Treyarch vuelve a rescatar potenciando algunos aspectos y situándolo como modo de juego aparte desde el principio.
¿La premisa? Ofrecer un cooperativo de hasta cuatro jugadores al estilo Left 4 Dead (de nuevo se permite la pantalla partida a dobles) donde tocará defenderse de oleadas de zombies nazis cuyo número e insistencia va en aumento. Con los puntos obtenidos por cada muerte iremos desbloqueando distintas características como el acceso a nuevas salas, armas, activación de trampas… se ha incrementado el tamaño de los mapas y la variedad de los enemigos (incluso lindos perritos), además los personajes seleccionables no tienen desperdicio: John F. Kennedy, Fidel Castro, Richard Nixon y Robert McNamara.
Sin duda se trata de un modo divertido a más no poder, por momentos nos veremos agobiados reconstruyendo barricadas mientras escuchamos los gemidos de los nazis no-muertos a nuestra espalda. La cooperación entre los jugadores será vital cuando las cosas se pongan feas, un modo que puede ser fuente inagotable de diversión y que le añade otro buen puñado de horas al título.
Brillante y efectista, Treyarch consigue explotar el motor gráfico de Modern Warfare 2 llevándolo un paso más allá gracias a una iluminación muy cuidada, un gran trabajo en el modelado de los personajes y una puesta en escena que mantiene siempre altos dos objetivos: La espectacularidad y la fluidez.
Variedad de escenarios y situaciones donde el motor no se resiente en ningún momento, puede que un vistazo más pausado revele texturas en baja resolución o elementos mejorables, pero no es un juego que ofrezca demasiados respiros y siempre resuelve la situación de la forma más dinámica y cinematográfica posible, mostrándose Treyarch – e Infinity Ward anteriormente – como una maestra en saber utilizar los efectos gráficos de partículas, desenfoque o humo para convertir los niveles en espectáculos pirotécnicos donde explosiones y balas no dejarán de estallar a nuestro paso.
Quizás la gran diferencia respecto a MW2 la encontremos en la paleta de colores empleada y el sistema de iluminación, con una calidad superior fruto a la optimización del motor gráfico, que como decimos no sufre en ningún momento y consigue mover el circo bélico con una fluidez pasmosa. También se ha logrado un gran trabajo en el modelado de los personajes – no en todos, eso sí – y su animación facial, excelente por momentos. Se nota que Treyarch ha puesto especial mimo en su Black Ops y esto se nota el algunos edificios con habitaciones que no necesitamos visitar pero no por ello están exentas de detalles como mobiliario, cuadros, planos, bicicletas y hasta ositos de peluche.
Quizás un punto a mejorar venga en relación con los enemigos, con modelados muy similares entre sí y con una IA competente aunque no demasiado sofisticada por momentos. Los soldados rivales buscarán casi siempre la mejor cobertura y tratarán de ganar posiciones en pasillos estrechos, actuando de una forma más o menos agresiva según lleven o no ventaja táctica y en ocasiones nos sorprenderán agazapados tras un muro para atacarnos por la espalda (nuevamente algo scriptado, eso sí). El problema es que en ocasiones el rival es demasiado osado y abandona la cobertura con mucha alegría, lo que unido al apuntado automático (desactivable, recordemos) convierte los tiroteos en galerías de tiro fáciles de ejecutar. También nuestros aliados suelen pecar de valientes durante el combate y veremos caer a más de uno frente a nosotros. Eso sí, los acompañantes que tienen cierto peso en el argumento nunca mueren, son dioses de la guerra y ni un misil a bocajarro puede con ellos. Suerte la suya.
También hemos de destacar el gran trabajo en la animación de los personajes y el manejo de los vehículos. En este último caso se ha optado, como es lógico, por un comportamiento más arcade para potenciar la jugabilidad y el frenetismo, destacando por encima de todas la fase donde pilotamos el helicóptero, una muestra de poderío que no logra que esos 60 fps bajen en ningún momento.
Finalmente destacar que el multijugador presenta una ligera bajada gráfica en texturas, modelados e iluminación que aboga por asegurar la estabilidad de las partidas y también es comprensible.
En definitiva Call of Duty: Black Ops supone la representación más pirotécnica de la guerra que se ha realizado nunca. La estabilidad del motor y el magnífico uso de los efectos gráficos son sus grandes bazas para que, apoyados por un desarrollo “guionizado”, sepa representar momentos únicos que nos meterán de lleno en la batalla. Habrá quien prefiera más libertad y menos movimientos de artificio, pero de lo que no hay duda es que Black Ops es una máquina bien engrasada que logra asombrar en cada rincón, y eso es algo que muy pocos pueden conseguir.
Sean Murray repite tras su buen trabajo con el anterior Call of Duty: World of War. Tal vez no sea tan conocido como Harry Gregson Williams – responsable del primer Modern Warfare, de la saga Metal Gear y de películas tan taquilleras como Sherk, Las Crónicas de Narnia o Prince of Persia – ni Hans Zimmer, encargado de Modern Warfare 2 y películas como Piratas del Caribe, Batman Begins, Misión Imposible o El Último Samurai, pero su trabajo no desentona en absoluto con el alto nivel que luce el apartado técnico de toda esta superproducción.
Una BSO que acompaña perfectamente el frenetismo por el que nos moveremos sobre cada nivel, a ratos orquestal, otras mezclando música electrónica y rock para los momentos más frenéticos. Además el juego nos regala dos canciones para nuestras excursiones por Vietnam: Fortunate Son de los Creedence Clearwater Revival y la mítica Sympathy for the Devil de los Rolling Stone, canciones que sientan como un guante y que nos harán cerrar los ojos y sentirnos auténticos marines respirando el napalm que atrae la brisa de la mañana, sin olvidar el estilo característico de Enimen en los créditos finales. Lo que sí echamos en falta es algún tema orquestal más épico, con mayor enjundia, situado en alguno de los momentazos que ofrece la campaña en su clímax, algo que realmente estremezca y se quede grabado en nuestra memoria.
Los efectos de sonido siguen mostrando la contundencia característica de la saga y rallan a un nivel más que sobresaliente. Cada arma suena distinta, cada explosión tan cercana que estremece, no pasaremos ni un momento de silencio en toda la aventura. Recomendado por supuesto el uso de un buen sistema de Home Cinema y no escatimar en volumen si tenéis la ocasión, os sentiréis rodeados de “charlies” por momentos.
El doblaje luce un gran nivel en líneas generales, los acentos rusos y cubanos están conseguidos y existen gran cantidad de frases de personajes no jugables que llenarán nuestros altavoces en el fragor de la batalla, aunque se hecha de menos el uso de lenguaje más soez – al menos yo estaría maldiciendo a cada paso si me hallara en esa situación, eso seguro. El tono de las voces mantiene la intensidad en todo momento, cosa que no todos los títulos pueden decir, si bien en la comparación con la versión americana (con voces como las de Ed Harris, Sam Worthington, Gary Oldman o Ice Cube) queda por debajo.
El gran problema encontrado en este apartado es el nefasto trabajo de sincronización labial que salpica algunas escenas de la campaña. No hablamos de una palabra de más que no salga de la boca del personaje, sino de tres-cuatro segundos en los que le veremos mover los labios obteniendo el más absoluto silencio de ellos. No es habitual este tipo de fallos tan acusados en ningún juego, esperamos que se trate de un descuido en el testeo del juego y se pueda solucionar con un parche, tampoco tiene mayor importancia pero no queda bien.
Treyarch lo ha conseguido. Black Ops logra una narrativa superior que la situa en el olimpo por encima incluso de lo obrado por Infinity con sus Modern Warfare. Una campaña intensa aunque algo corta - una triste plaga de esta generación – que tanto el competitivo online como el cooperativo zombie saben paliar ofreciéndonos decenas, incluso cientos de horas de diversión.
Pese a dejar de lado la experiencia en solitario con la omisión del modo “Operaciones Especiales”, la espectacular puesta en escena, la repetición de las fórmulas del éxito con el online y una jugabilidad continuísta convierte a Call of Duty: Black Ops en uno de los títulos del año, una parada obligada para todo fan al género de los shooters y una nueva Biblia para los religiosos del multijugador. Esta vez el listón queda bien alto para la renovada Infinity Ward y para Sledgehammer Games, que se rotarán para seguir dando brillo a una franquicia multimillonaria. La empresa no será nada fácil.
- Un guión trepidante y bien hilvanado que redondea una campaña magistral.
- Gran variedad de situaciones y escenarios que no dan un momento de respiro.
- El multijugador mezcla lo mejor de Modern Warfare para llevarlo un paso más allá.
- El modo Zombies y el arcade Dead Ops, delicia cooperativa.
- El apartado técnico (gráfico y sonoro) a la altura de las grandes superproducciones.
- La duración de la campaña sigue siendo corta, en seis horas se puede ventilar y no es muy rejugable.
- El multijugador, aún siendo bueno peca de continuísta, no se ha arriesgado apenas.
- El desarrollo de las misiones es más scriptado que nunca, se abandona la libertad de movimientos por una experiencia más intensa.
- A la BSO le falta un tema más épico y la desincronización labial es evidente por momentos.
- Si vais a jugar solos y sin online el juego pierde bastante.
9,4
-------------------------------------------------------------
Análisis Call Of Duty Modern Warfare 2
Uno de los videojuegos más esperados de los últimos tiempos ya está entre nosotros, y es que Modern Warfare 2 ha desembarcado en nuestro país con todo el potencial bélico de la saga Call of Duty intacto. El eterno combate entre Infinity Ward y Treyarch se salda con un K.O., y es que el estudio británico vuelve a demostrar quién es el que manda en la mejor saga bélica del momento.
Parecía que el momento no llegaría nunca, sin embargo Modern Warfare 2, la esperada nueva entrega de las series Call of Duty, ya está entre nosotros y ha llegado con sus cargadores llenos y sus armas sin seguro, tras meses de crear expectación con sus diferentes demos y presentaciones en ferias.
Modern Warfare 2 es, como sus creadores ya adelantaron, una continuación directa de lo que Call of Duty propuso. Con esa entrega no sólo asistíamos al cambio de ambientación de las series para saltar de la Segunda Guerra Mundial a los conflictos modernos, sino que al mismo tiempo se optaba por introducir una trama mucho más trabajada, con unos protagonistas claros y unos villanos con voz, rostro y objetivos claramente definidos desde el comienzo.
Nada más comenzar a jugar la campaña individual de Modern Warfare 2 nos daremos cuenta de que algunas cosas nunca cambian. El estilo de manejo ágil y preciso del título continúa siendo seña de identidad, y ya desde la primera misión en las calles de Afganistán nos damos cuenta de que la intensidad y el ritmo sin tregua van a ser las principales características del videojuego en su modo singleplayer.
La campaña individual no es particularmente larga, de acuerdo, sin embargo hay dos elementos fundamentales a la hora de prolongar la vida útil de Modern Warfare 2: El primero es el multijugador, y el segundo es el modo debutante: Special Ops.
El segundo elemento a parte de la campaña individual, es el anteriormente mencionado Special Ops, que se convierte por méritos propios en una de las grandes incorporaciones de Modern Warfare 2, y así lo atestiguamos en 3DJuegos dedicando un avance únicamente a desvelar el corte de este aditivo. Con esta modalidad damos con un puñado de misiones breves divididas en diferentes grupos bajo los nombres en clave de Alpha, Bravo, Charlie, Delta y Echo. Cada una de estas cinco ramas se dividen a su vez en diferentes capítulos de corta duración en la que, como si de un videojuego de carreras se tratara, se nos pide que maximicemos nuestros tiempos, números de muertes y efectividad con ánimo de obtener la mejor puntuación posible.
Gráficamente Modern Warfare 2 vuelve a demostrar por qué Infinity Ward es uno de los estudios de referencia del género de la acción. Puede que las texturas de sus videojuegos no sean las mejores, y puede que tampoco tengan un acabado impoluto con las sombras o el alisado de dientes de sierra: Sin embargo las estampas que generan sus títulos son siempre insuperables, con unos retratos de la guerra –ya sea histórica o moderna- responsables de una ambientación portentosa.
La mejora con respecto a Call of Duty 4 es más que obvia, quizá no lo suficiente para que mantenga su 10 en gráficos puesto que, no lo olvidemos, han pasado ya dos años desde su lanzamiento; pero sí se perciben rápidamente importantes avances en los modelados faciales, en las animaciones y en el acabado de los efectos visuales.
Los enemigos tienen la virtud de no pecar de reiterativos o reciclados, y esto lo consiguen con un buen puñado de modelados francamente trabajados y variados. Lo mismo se puede decir de nuestros aliados, todavía más detallados, y con expresiones faciales muy cuidadas y pulidas. Algunos de ellos nos sorprenderán con animaciones de extraordinaria calidad como, por ejemplo, nuestro compañero de la misión de la escalada en la montaña nevada, dotado de unos movimientos de una naturalidad asombrosa.
Con Modern Warfare 2, y a falta del lanzamiento de Assassin’s Creed 2, ya tenemos entre nosotros a todos los pesos pesados del 2009 entre nosotros, y podemos decir que este año por fortuna la práctica totalidad de ellos han cumplido con las expectativas.